Interview 'Vanity Fair' / Entrevista 'Vanity Fair'

Cuenta Macarena García, flamante Goya a la Mejor Actriz Revelación por ‘Blancanieves’, que ella no quería ser actriz. Que no se lo había planteado y que lo que a ella le gustaba era cantar y bailar. O escuchar a los demás. Por eso estudió primero de Psicología. A diferencia de algunas actrices de su edad, que lo que más les gusta es escucharse a sí mismas, ella había soñado más con la idea de comprender a la gente y ayudarla a entender este extraño mundo que con ser actriz famosa. Como Penélope Cruz. Penélope le encanta (“sí, la admiro mucho”) y entonces ya le gustaba, claro que le gustaba. Pero… “Yo no quería ser actriz, no era mi sueño. Lo he ido descubriendo poco a poco, primero en High School, luego me surgió una cosa de la tele, una cosa llevó a la otra y… ahora sí, ahora sé que me encanta, me apasiona….

… Y quiero seguir aprendiendo, seguir creciendo. Porque, evidentemente, yo no puedo hacerlo como Penélope, ni como Maribel, ni como… yo no puedo hacerlo como si llevara en esto muchos años. Estoy aprendiendo y sé que me queda mucho por aprender, muchos cursos por hacer, muchas clases que recibir, muchos proyectos en los que implicarme… Ahora voy a hacer uno con Fernando Piernas, que también enseñó a mi hermano. La verdad es que todos los cursos que hago es porque ya los ha hecho mi hermano y me los recomienda, ja, ja”, me contaba el otro día, alegre y vivaracha, esta actriz con duende, mientras se tomaba una plato de albóndigas en un barecillo de la zona del Paseo de Extremadura.

Muy al fondo de esa calle en la que estábamos, Grandeza Española, al lado de donde se encontraba el local de ensayos y en donde Macarena devoraba albóndigas y patatas bravas y decía “qué hambre tengo”, se veía el Palacio Real de Madrid, la vapuleada Almudena, y la estampa podía resultar cómica: porque glamour, lo que se dice el glamour de la alfombra roja de los Goya o de los estrenos o del Festival de San Sebastián (todo ello lugares en los que hemos visto a Macarena), no había mucho. Y, sin embargo, ella estaba feliz, como si ese plato de albóndigas fuera el más rico del mundo, como si para serlo sólo necesitara buena compañía y buena comida en un barrio castizo de Madrid, un barrio como otro cualquiera, con trabajadores, y un bar como otro cualquiera, Atienza Comidas.



Y entonces el dueño del bar, un tipo que nunca pensó que su negocio fuera a salir en “el Vanity Fair”, le traía un plato de patatas bravas tan grande como para alimentar a una familia entera y le decía: “Niña come. Y tú, niño, come también”. Pero al niño, que está tan delgadillo como la niña, no hacía falta que nadie le dijera que comiera. El niño, que zampaba como ella, es su hermano mayor y se llama Javier Ambrossi. Javier es actor y ha hecho televisión, películas, programas musicales, y en todo este tiempo, todos estos años, no ha dejado de escribir. Ahora estrena ‘La llamada’, una comedia musical sobre el paso de la adolescencia a la madurez, sobre Dios, sobre la amistad, sobre el derecho a cambiar, un texto que ha escrito con Javier Calvo, también director de la obra. “Bernarda, veo a Dios”, “¿Tú?”, “Sí”, “Dame un abrazo, anda”.


“La obra la hemos autoproducido nosotros. Si yo, que tengo cuatro duros y que trabajo los fines de semana de camarero y los jueves presento un karaoke para poder pagar el alquiler, comer y vivir, puedo hacer obras de teatro, otros pueden también. Se puede. Hay que convencer a mucha gente, escribir algo muy bonito, luchar por el proyecto. Pero se puede”, explicaba Javier [Ambrossi], sin saber que estaba contando algo decisivo, esperanzador. Javier, ya lo hemos dicho, es su hermano mayor, pero conviene aclarar que también es el mejor amigo de Macarena, su paño de lágrimas, su fiel consejero y su apreciado confidente, su coach y, ahora, su director.

Por eso Macarena no le dijo que no cuando le propuso protagonizar su nueva obra de teatro. “Pero no porque sea mi hermano, de verdad. Las anteriores obras que hicieron él y Javier Calvo me encantaron, y este proyecto me encanta. Además, ¿qué mejor que hacer teatro con mi hermano, con el que tan a gusto me siento? Ahora mismo estamos con los ensayos. En los ensayos, las actrices solemos pasar mucha inseguridad, porque no conoces al director, porque tienes miedo de hacerlo mal y que se arrepienta, de que no le guste lo que estás haciendo… Con mi hermano no me pasa nada de eso. El otro día, cuando me dieron una coreografía imposible que he de aprenderme en unos cuantos días, por poco no me dio un ataque, pero luego se me pasó. Él ha sido una persona que se ha comido siempre todas mis inseguridades, mis miedos. Y como en él confío plenamente pues ahora no estoy insegura. Tengo dudas, por supuesto, pero no estoy sufriéndolo. Estoy disfrutando muchísimo. Y esto de disfrutar con lo que haces también me lo han enseñado grandes actrices con las que he tenido la suerte de trabajar. Belén López, por ejemplo, que hacía de mi madre en ‘Luna, el misterio de Calenda’, me decía: ‘No seas tu enemiga, Macarena, tienes que ser tu mejor amiga’, cada vez que yo me angustiaba por algo. O Maribel Verdú, que llegaba al rodaje siempre alegre, a jugar, a pasárselo bien… Me he dado cuenta que todas las actrices que admiro hacen eso. Y ahora yo estoy aprendiendo a cuidarme. Estoy aprendiendo a quererme”, explicaba Macarena.

“Eso me encanta de mi hermana. Siempre está contenta, siempre dispuesta a trabajar, nunca está de malas ni pone mala cara, no se excusa, no es perezosa. Ella es así en la vida y en el trabajo. Yo también soy alegre, pero también un poco más raro, tengo la parte más oscura, un conflicto interno —dijo entonces su hermano—. Pero ahora estoy completamente enamorado de este proyecto musical. Creo que va a ser una obra maravillosa. Antes hablabais de sueños y… ¿sabes? Creo que ese sería mi sueño ahora mismo: que ‘La llamada’ gustara mucho a la gente y que del Lara pasara a otro teatro, y a otro, y que un día la viéramos el cartel en grande en la Gran Vía, en el mismo teatro que está el Rey León. Sería muy bonito, ¿verdad?”

Desde luego que sería bonito ver el cartel con Macarena en gigante en una Gran Vía en la que cada vez hay menos cines y en la que el Palacio de la Música peligra, una Gran Vía cada vez más tristemente llena de carteles publicitarios. Pero, de momento, nos quedamos con este estreno pequeño, pero a la vez muy grande, porque demuestra que, mientras haya talento y haya esfuerzo, seguirán saliendo proyectos adelante. Que la crisis y el injusto aumento de IVA del Gobierno no acabarán con la cultura mientras haya dos jóvenes creadores con poco dinero pero con una idea, un texto y muchas ganas de llevarlo a cabo. Los dos jóvenes, Javier Calvo (que llegó al bar un poco más tarde, pero llegó, y por supuesto probó las albóndigas y las patatas bravas) y Javier Ambrossi, ya tuvieron éxito con su primera obra, ‘Windsor, una historia de amor en llamas’, que superó expectativas representándose primero en la sala Microteatro por Dinero durante dos meses y, luego, viajando hasta San Petersburgo. La segunda obra, ‘Miss Fogones Universal’, estuvo bendecida por Boris Izaguirre, y esta, la tercera, directamente por Dios. “Ja, ja, sí, verás. Yo estudié en un colegio del Opus, y mi hermana también. Yo estoy traumatizado por ello, ja, ja –decía, Javier, echándose a reír–. El caso es que yo tengo la religión metida a fuego en la cabeza. Y una vez mi hermana me contó una historia muy impactante que a su vez había vivido una persona que ella conocía. No, no te la puedo contar, lo siento. Pero créeme: era muy impactante, de alguien que recibió la llamada de Dios a algún nivel… Eso me dio que pensar. Me pregunté: ‘¿Cómo debe de ser que te pase algo así y cómo de insignificante tiene que ser todo lo demás para ti una vez que vives eso?‘ A su vez, Javi [Calvo] quería contar una historia de un campamento de chicas de verano, un campamento cristiano…”

“Y entonces pensamos –comenzó a explicar Javi Calvo, que ya había llegado, muy tardón él, al bar Atienza Comidas— en unir las dos cosas. ¿Que cuando empecé a escribir? No sé… yo siempre he escrito cosas. Siempre. Pero cuando empecé a actuar y vino todo lo de ‘Física & Química’ y todo eso, lo olvidé un poco, lo dejé un poco de lado. Pero luego llegó lo de ‘Microteatro por Dinero’ y lo vi accesible. Vi que hacer obras de teatro era posible. Y Javi y yo dijimos, vamos a escribir. Y empecé a recordar lo mucho que me gustaba”.

Y así, escribiendo, estos dos jóvenes actores que saben lo que es salir por la tele y que les vean más de cuatro millones de espectadores (Calvo, ya lo hemos escrito, es popular por ‘Física & Química’ y Ambrossi ha salido en series como ‘Sin tetas no hay paraíso’), llegan ahora al off del Lara, con la ilusión intacta de los que hacen las cosas en las que creen. Pero, ¿lo próximo, Macarena, qué será?, ¿llegan muy lejos tus ambiciones? “No lo sé. He rodado una película, ‘Todos están muertos’, de Beatriz Sanchís, en la que hago de bakala… Pero sobre si soy ambiciosa… no sé qué responderte. Soy soñadora. Y sé que lo mejor de todo lo que me ha pasado ha sido el cariño de la gente, de mis amigos, de mi familia, de mi chico, de la gente de la profesión… Ahora sé que me apasiona ser actriz. Que quiero ser una buena actriz. Pero no sé qué pasará con mi vida dentro de unos años. Quiero decir que igual sigo siendo actriz que igual de repente me da por irme a otro país y ser profesora de baile, qué sé yo. ¿Cómo saber lo que nos va a pasar o lo que vamos a hacer?”

Merci pour cette interview j'adore ce que Javier Ambrossi dit de sa soeur
Les photos sont parfaites